jueves, 8 de marzo de 2012

Llena tus días de vida.

Nunca me ha resultado excesivamente difícil afrontar las cosas, tengo que admitirlo. Tengo la suerte de tener un ánimo y unos nervios de acero. Pero ello no significa que no pase miedo o no me canse de la situación.

Mi espera del trasplante duró dieciocho meses y cada uno de ellos era un reto. Cada día me levantaba e intentaba convencerme de que sería un buen día.
No puedes pasarte más de un año sin hacer nada, esperando que llegue el gran día. Y no es porque el trasplante sea arriesgado y se deba disfrutar de cada minuto, sino porque no somos así. Todos tenemos sueños, hobbies o inquietudes y no podemos quedarnos sentados esperando el día en que podamos realizarlos.

Eso también puede aplicarse al postrasplante. En mi caso tenía muchas expectativas respecto a mi vida después de la operación, por desgracia mis problemas de huesos me impiden hacer todo lo que quisiera, en realidad no puedo hacer ni la mitad de lo que quisiera.
Pero, ¿de qué sirve lamentarse de uno mismo¿ Si duele descansas pero en cuanto el dolor cesa, levántate y cómete el mundo. Eso es lo que intento hacer cada día de mi vida desde que tengo conciencia.
Está claro que a veces por mucho que se quiera, no puedes. Yo tuve que dejar lo que más me gustaba y me hacía sentir bien: la universidad. Tuve un horrible y traumático neumotórax que me impidió alcanzar mi sueño, pero no me rendí. “Quizás no sea el momento”, pensé, “quizás venga después, ahora hay que luchar un poco más.

Y por fin llegó el día en que esa guerra pasó a ser una batalla menor. También dura, pero sin comparación.
No puedo correr por mis rodillas, no puedo practicar deportes que me gustan, pero, ¿acaso se acaba ahí el mundo? Para nada.

Siempre tendremos sueños nuevos que se adaptarán a nuestras circunstancias y no debemos llorar lo que no podemos cumplir, sino dar las gracias por tener otros y poder realizarlos.

Poder luchar siempre por lo que deseo es mi mayor sueño. Ya vendrá la uni en septiembre, después de 4 años; poder viajar, formar una familia o recuperar mi espalda y mis rodillas. Pero para llegar a todo eso hay que seguir luchando, teniendo siempre claro que se quiere ganar.

lunes, 5 de marzo de 2012

Leones en cuerpos de libélulas

03/03/2012

Mi querido Pedro, por fin ha llegado. La oportunidad que esperabas y que ansiabas tanto.
Recuperar ese aire que tanto te costaba encontrar día tras día. Ese aire que te era robado injustamente, sin dejarte disfrutar de cada segundo de tu vida.


No tengas miedo, enfréntate a él. A los dolores, a la tristeza, enséñale los dientes y acaba con todo el sufrimiento que llevas acumulado. Lucha, por Raquel, por Susi y toda la gente que te quiere tantísimo. Demuéstrale a la vida que no piensas rendirte ni ahora ni nunca.

Recupérate a ti mismo y sé la persona que quieras ser. Sonríe por la persona que te dio su aliento y siente de verdad, por fin, todas las palabras que una vez escribiste. Ahora cobrarán un sentido pleno para ti. Tendrás su aliento, su risa…te ha regalado la vida y le dedicarás cada segundo de tu existencia.
Quiérete más que nunca y coge aire, disfruta de cada molécula de oxígeno, porque son todas tuyas, para ti y sólo para ti.

Será maravilloso y lo será también para mi y tu familia porque podremos verte sonreír de verdadera alegría.
Un mundo lleno de aire te está esperando ahí fuera y te prometo que será el mundo más bonito que hayas visto nunca.

Te quiere, Olaia.