En momentos como este echas de menos el amor.
Das vueltas en la cama, te enredas en la sábana, la manta se
descoloca, el edredón cae hacia un lado y resoplas. Echas de menos las noches mágicas,
esas en las que dormías plácidamente y en paz. Recuerdas las palabras bonitas,
los ánimos y los mimos. Baños de espuma con música de fondo, paseos largos e ir
a oler la fruta recién descargada en el mercado. Echas de menos esa sonrisa…
Porque nadie te conocía tan bien. Y es que, ¿quién te va a
querer sino tú misma? No echas de menos que nadie te de la mano. No necesitas
que nadie te diga que estás guapa o que puedes con todo, sólo necesitas estar
convencida de ello.
Cuidarte y observar tu cuerpo. Mirarte al espejo desnuda y
quererte. Hablo del amor más esencial y necesario, hablo del amor y el respeto
hacia uno mismo. Cuando te levantas con fuerza cada mañana para ir a clase. Cuando
disfrutas yendo al mercado a cargar el carro. Cuando el simple olor a masa
horneándose hace aflorar una sonrisa, esa que tanto echabas en falta.
La seguridad en uno mismo hace que nos mostremos al mundo de
una forma clara, esta soy yo: con mis cicatrices, mis tatuajes, mis piercings. Mi
sonrisa, mi cabezonería, mi risa, mis miedos, mi paciencia, mi fuerza, mi humor
inestable y mi, más que discutible, salud. Pero, a quién voy a mostrarme si no
soy capaz de mirarme al espejo y creer en mí.
Podemos estar más, o menos, perdidos. Podemos tener miedo o
no saber qué hacer, pero, aun con todo eso, resultará más fácil si creemos que
seguiremos adelante con las decisiones que tomemos y que nos defenderemos
siempre a nosotros mismos.
En el mundo ya hay mucha gente que nos hará dudar sobre cómo
actuar o qué sentir, pero no dejéis que nunca nadie os haga dudar sobre
vosotros. Sobre lo grandes que sois. Porque todos cometemos errores y ello no
significa que seamos peores. Quizás simplemente no se han parado a observarse
frente a un espejo, y, hasta que no lo hagan, no sabrán observar a los demás.
Cuídate, quiérete, respétate y sobretodo…¡¡diviértete!!